El síndrome de Túnel Carpiano (STC) es una enfermedad que afecta al 3% de la población general, con una mayor incidencia en mujeres de entre 40 y 60 años, ligada de forma directa con la profesión de camarero, ya que suele ser el gremio más afectado por esta dolencia.
¿Qué es el STC?
El STC es la afección de la cara palmar de la muñeca (zona llamada túnel de carpio), en esta zona encontramos el ligamento carpiano transverso de la muñeca, acompañado de distintos ligamentos, huesos, nervios y vasos sanguíneos.
Por diversas razones, se puede producir un engrosamiento fibroso del ligamento carpiano, provocando una compresión, provocando dolor y adormecimiento de la zona.
La lesión más grave, se produce por la compresión del nervio mediano, que puede provocar la inflamación crónica del ligamento anteriormente nombrado, produciendo la degeneración de este.
Causas
Normalmente no existe una única causa, por la cual aparece esta afección, si no que suele ser el resultado final de una combinación de factores que provoca el aumento de la presión en los tendones y nervios medianos del túnel carpiano. Actualmente son muchas las causas por las que se desarrolla este síndrome tan común.
Algunas de las principales actividades que pueden provocar la aparición del STC son, el uso frecuente de unas tijeras de gran tamaño y peso como las usadas tradicionalmente por pescaderos, o el trabajo industrial que requiere la realización de un acto enérgico de manera repetitiva.
Entre las causas más frecuentes que hacen que desarrolles un STC están, fracturas, luxaciones, esguinces, mantener la muñeca flexionada durante mucho tiempo, estrés laboral, artritis reumatoide, diabetes, uso repetido de herramientas manuales de vibración, etc.
El STC es más común en personas que realizan trabajos de costura, ensamblaje, limpieza, acabados industriales, y embalajes de carnes o pescados. No es tan común en personas que realizan trabajos de ordenador.
A su vez, las mujeres tienen 3 veces más posibilidades que los hombres de padecer el STC, siendo la mano dominante afectada en primer lugar (de forma general) y la que sufre dolores más intensos con el desarrollo de la enfermedad.
Síntomas
En primer lugar, es importante recalcar que los síntomas varían de unas personas a otras, no se manifiestan siempre de la misma manera.
Generalmente los síntomas aparecen de forma gradual, manifestando sensación de dolor, calor, hormigueo, calambres o entumecimiento de palma y dedos. Los dedos donde mas se intensifican estos síntomas son en el pulgar, índice, medio y el costado del anular, a veces incluso puede extenderse la zona afectada hasta el antebrazo.
Inicialmente los síntomas suelen aparecer únicamente en una de las manos, el dolor y hormigueo aparece por la noche, sintiendo la necesidad de “sacudir” el brazo. Conforme se van agravando los síntomas, los pacientes comienzan a notarlos durante el día, dificultando su vida laboral, reduciendo de manera gradual la capacidad que estos tienen para cerrar el puño o para agarrar objetos pequeños, etc.
En patologías cronificadas, donde al paciente no se le ha facilitado ningún tipo de tratamiento, o lo que es peor, este tratamiento ha sido erróneo, los músculos del pulgar y los otros músculos de la mano puedes debilitarse o atrofiarse.
Consejos preventivos
Como hemos comentado anteriormente, las personas que suelen estar afectadas por esta dolencia tienen trabajos muy enérgicos y las acciones realizadas durante la jornada laboral sueles ser muy repetitivas.
Por lo que es difícil aplicar ciertos consejos preventivos como tomar descansos frecuentes, utilizar herramientas para que la muñeca mantenga una posición natural, ejercicios de estiramientos, rotaciones de las actividades realizadas, evitar mantener muñecas dobladas hacia abajo durante largos periodos de tiempo, descansar el brazo sobre almohadas al acostarse, etc.
Tratamiento
Hoy en día existen tratamientos que solucionan los dolores, adormecimiento y la incapacidad que provoca el STC, cuando estos tratamientos fallan es necesario acudir a otros tratamientos más específicos, en concreto se usaría la magnetoterapia y la laserterapia entre otros métodos.
El objetivo principal de estas terapias es mejorar la circulación sanguínea en la zona, deshaciendo la fibrosis del ligamento, consiguiendo de esta manera disminuir la inflamación y optimizar las vías de eliminación de los residuos que provocaban dicha compresión.
Con estos tratamientos se consigue una disminución muy importante de los síntomas evitando la cronicidad y la degeneración de dichos tejidos, consiguiendo el restablecimiento de la función articulo-nerviosa-ligamentaria-muscular y mejorando considerablemente la calidad de vida del paciente.
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