Pinzamiento subacromial y rotura de manguito rotador

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¿Qué es el pinzamiento subacromial?

El pinzamiento subacromial es una patología que afecta al hombro. Pero antes de explicar en qué consiste, cuáles son sus causas y tratamiento es fundamental detenerse en la composición del hombro y su funcionamiento para poder entender esta afección.

El hombro está formado por la clavícula, el húmero y la escápula además de por numerosos tejidos blandos tales como ligamentos, tendones y músculos. Para que todos estos huesos y tejidos puedan articularse y moverse existe un pequeño espacio que permite el movimiento de los tendones del manguito rotador. Dicho espacio recibe el nombre de espacio subacromial ya se sitúa bajo una parte del hueso de la escápula conocida como acromion.

Este espacio que por naturaleza ya es pequeño, en algunas personas es más reducido de lo habitual y al levantar el brazo puede verse aún más reducido. Cuando esto sucede, es decir, cuando el espacio subacromial es aún más reducido la falta de espacio provoca tensión entre los tendones y la bursa, que es el tejido encargado de amortiguar y evitar el roce entre los mismos, y como consecuencia, esta tensión da lugar a la inflamación de dichos tendones.

La inflamación, cuando se manifiesta de forma crónica, recurrentemente y mantenida en el tiempo, es lo que se denomina pinzamiento subacromial.

Causas

No existe una causa exacta que explique la reducción del espacio subacromial y su consiguiente pinzamiento. Sin embargo, sí que podemos hablar de 4 factores determinantes en la aparición y desarrollo de esta patología:

  1. Factor degenerativo: tanto el desgaste causado por la edad y el paso de los años como el provocado por el padecimiento de enfermedades degenerativas como la artrosis pueden contribuir en la aparición del pinzamiento subacromial.
  2. Factor mecánico: las personas que trabajar realizando movimientos repetitivos o que requieren tener el brazo por encima de la cabeza son propensas a desarrollar esta patología.
  3. Factor traumático: el pinzamiento subacromial puede darse como consecuencia de lesiones menores o traumatismos.
  4. Factor vascular:  esta patología puede surgir como consecuencia de enfermedades que provoquen problemas vasculares como, por ejemplo, la obesidad.

Síntomas

El pinzamiento subacromial y la rotura del manguito rotador tienen como principal síntoma el dolor que se manifiesta de forma más intensa al dormir pudiendo despertar a la persona que lo padece al cambiar de posición o realizar algún movimiento.

En las primeras etapas o fases este dolor es intenso e intermitente y aparece como consecuencia de movimientos mecánicos y repetitivos o por sobreuso. Y a medida que avanza la patología termina por convertirse en una molestia constante.

Un síntoma relacionado es la inflamación propia de esta lesión que hace, al mismo tiempo, que todos los movimientos cursen dolor especialmente aquellos en los que el brazo queda por encima de la cabeza.

Cabe destacar que en los casos más graves o severos puede manifestarse pérdida de la fuerza muscular en el brazo, limitación de movimiento y rigidez en el hombro.

Clasificación

Esta patología en caso de no ser tratada a tiempo o en caso de padecer traumatismos repetidos puede derivar en una inflamación de los tejidos blandos y en la aparición de osteofitos que con el paso del tiempo pueden provocar la ruptura total del manguito rotador.

Por eso, en función del tiempo, de la inflamación o de si hay se han producido roturas totales del manguito rotador pueden diferenciarse 3 etapas:

  • La primera etapa es aquella en la que aparece inflamación y edema en la bursa y los tendones.
  • En caso de que dicha inflamación no se trate y continúe en el tiempo o se produzcan repetidos episodios de pinzamiento subacromial se llegaría a una segunda etapa en la que los tejidos blandos sufren un engrosamiento pronunciado y acompañado por el desarrollo de tendinosis y fibrosis en los tendones del manguito rotador.
  • La tercera etapa se corresponde con la degeneración de los tejidos y la aparición de los ya mencionados osteofitos que dan lugar a la ruptura total y completa del manguito rotador.

Al ser una patología que va desarrollándose y empeorando con el paso del tiempo, la primera etapa suele presentarse en personas menores de 25 años mientras que la segunda se observa en pacientes de entre 25 y 40 años y la tercera en personas que se encuentren en grupos de edad superiores a los 40.

Consejos preventivos y tratamiento

Independientemente de que es fundamentar tratar a tiempo esta patología para evitar una mayor degeneración de los tejidos y la cronificación de la lesión, existen ciertos ejercicios o aspectos a tener en cuenta para prevenir o reducir los síntomas del pinzamiento subacromial o la rotura del manguito rotador:

  • Cambiar de postura a la hora de dormir evitando hacerlo siempre de lado.
  • En caso de que se deba levantar algún tipo de peso hacerlo ayudándose de los dos brazos, nunca hacer toda la fuerza con un único brazo.
  • Realizar diez minutos diarios de ejercicios específicos prescritos por un profesional, así como mantener una actividad física adecuada a cada edad que contribuya a la correcta movilidad del hombro.
  • No realizar esfuerzos de forma repetida ni movimientos que puedan resultar bruscos o forzados.
  • Buscar siempre la manera de hacer las cosas de la forma más sencilla posible y que resulte lo menos invasiva posible para los problemas o lesiones de hombro.

En cuanto a los tratamientos, una vez el médico diagnostique pinzamiento subacromial o rotura del manguito rotador, existen diferentes métodos para tratar esta patología que van desde la ingesta farmacológica hasta la cirugía. Sin embargo, estás técnicas tradicionales además de ser altamente invasivas no suelen ser exitosas.

Por eso conviene visitar a un fisioterapeuta especializado que pueda plantear otras alternativas como la bioestimulación láser. Un tratamiento muy específico basado en la aplicación concreta y combinada de la magnetoterapia y la laserterapia entre otros métodos con el objetivo de tratar la y trabajar la zona articular exacta lesionada o afectada por la degeneración.

Con este tratamiento se logra disminuir tanto la inflamación como el dolor, mejora el movimiento de la articulación y frena el desgaste y la degeneración articular. Además, se evita en muchos casos recurrir a la cirugía y mejora el tono y la fuerza muscular.

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