Los isquiotibiales son un grupo de músculos situados en la parte posterior del muslo que surgen en el isquion de la cadera y llegan hasta debajo de la rodilla. Este grupo está compuesto por los músculos bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso.
Desempeñan un papel fundamental ya que tienen una acción combinada: flexora sobre la rodilla y extensora sobre la cadera.
¿Qué es el acortamiento de isquiotibiales?
El síndrome de acortamiento de la musculatura isquiotibial también conocido como síndrome de retracción es una lesión que provoca una disminución progresiva e importante de la elasticidad del grupo de músculos isquiotibiales. Esta falta de elasticidad va acompañada de una pérdida de movilidad.
Causas
La causa de origen del síndrome de acortamiento de isquiotibiales aún no está definida y sigue abierto el debate entre los expertos. Sin embargo, existen diferentes factores y combinaciones de los mismos que pueden dar lugar a dicho acortamiento. Entre ellos cabe destacar:
- Predisposición genética al acortamiento o retracción muscular.
- Sexo y edad.
- Acumulación de tensiones emocionales junto al propio carácter de la persona.
- Escasa actividad física.
- Exceso de actividades físicas.
- No realizar estiramientos.
- Lesiones o cirugías que puedan tener como efecto secundario el acortamiento muscular.
Síntomas y consecuencias
Los isquiotibiales se encargan del mantenimiento de la postura del cuerpo haciendo que no nos caigamos cuando nos inclinamos gracias a que se mantienen en constante tensión.
De ahí que una retracción de estos músculos no solo afecte a la cadera y la rodilla (su origen e inserción) sino que también afecta a la espalda modificando tanto la marcha como la postura. Y puede dar lugar a otras patologías como la tendinitis rotuliana o provocar dolor en la cara anterior de la rodilla.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
- Rigidez muscular que va aumentando con el avance de la patología.
- Dificultad para realizar movimientos de forma habitual.
- Dolor, calambres, contracturas, pinchazos, fatiga.
- Desgarros, roturas y esguinces musculares.
- Dolor e incapacidad de flexión de la zona lumbar.
Cuando la sintomatología se prolonga en el tiempo y no se trata esta lesión dará lugar a otras afecciones como:
- Cifosis torácica (aumento de la curvatura dorsal).
- Disrupciones, protusiones y hernias discales lumbares.
- Cambio o inversión de la curvatura lumbar normal en la posición de sentado.
Prevención y tratamiento
A la hora de prevenir el síndrome de acortamiento existen una serie de consejos a seguir como, por ejemplo, no estirar en frío sino después de hacer ejercicio, evitar subir la pierna a sitios altos o estirar sentado en el suelo o con una rodilla flexionada y la otra pierna estirada.
Una vez se padezca el acortamiento de isquiotibiales lo más efectivo es someterse a un tratamiento con bioestimulación mediante láser para poner solución a los dolores, la falta de flexibilidad y movilidad.
Se trata de una forma concreta y específica de usar la laserterapia combinada con la magnetoterapia, entre otros métodos, con lo que se consigue mejorar la circulación sanguínea de la zona afectada. De esta manera se favorece la elasticidad de los isquiotibiales al tiempo que se reduce el acortamiento o la retracción muscular.
Además, se consiguen eliminar los síntomas y evitar que la patología se vuelva crónica así como que de lugar a otras afecciones o complicaciones. Con todo esto, la función músculo-nervioso-articular se reestablece y se produce una mejora considerable en la calidad de vida del paciente.